Néstor Carlos Kirchner nació un 25 de febrero de 1950, en Río Gallegos, una ciudad por entonces de 6.000 habitantes.
Su nombre se ajustaba a una larga tradición de hombres de la familia, quienes portaron alguno de los nombres del primer Kirchner que llegó a la Patagonia, a principios del siglo 20.
Su padre, empleado de Correos, donde llegó a tesorero, se llamaba Néstor, hermano de Carlos, Delia y Zulema, descendientes de Carlos Kirchner y Margarita Kaenel.
El primer Carlos se radicó como comerciante de Ramos Generales, y desde su comercio trabó relación con los sectores que detentaban el poder real en la provincia de Santa Cruz.
Su nombre está inscripto como aportante a las autoridades y cuerpos de seguridad, en tiempos en que los ganaderos optaron por armar policías y una Guardia Blanca, para terminar con los peones, como ya habían terminado con los nativos tehuelches.
La proclama de los huelguistas lo incluyeron en el listado de los comerciantes a boicotear, por su defensa incondicional de los postulados de la Sociedad Rural y la Liga Patriótica.
"Para contrarrestar, debidamente, los injustos ataques a las autoridades del territorio y de la Nación... ", el 11 de enero de 1922, se constituye la Unión Cívica Radical del Territorio, y Don Carlos Kirchner rubrica el acta que es la continuidad por otros medios de la defensa de los mismos intereses, los propios.
A la costumbre de recibir los nombres de sus antepasados no escapó su hermana, Alicia, quien lleva el agregado de Margarita, por la abuela Kaenel. Su tercer nombre es Antonia.
Estudió y se recibió de Asistente Social, y en los recesos entre funciones gubernamentales, y aprovechando a su cuñada en el Congreso, obtuvo el Doctorado.
La figura del abuelo Kirchner quedó en lo profundo de la memoria de chicos que hoy son hombres maduros y todavía se estremecen al recordar las mensuales humillaciones a la que eran sometidos sus padres.
La de un hombre alto, enfundado en un pesado abrigo gastado, quien invariablemente golpeaba con su bastón las puertas de sus viviendas para reclamar el pago del alquiler, usurero gozoso, sabía que faltaban algunos días para que cobraran y sólo por el placer de escuchar sus excusas, los visitaba el primer día de cada mes.
La misma impronta, la de su nieto, pero con traje de saco cruzado y anteojos de cristales verdes, llegaba a las de los clientes morosos para llevarle los bienes adquiridos.
Su perfil de nariz pronunciada, el remolino en la coronilla y los ojos saltones le valieron el apodo de Lupín, como el famoso personaje de historietas infantiles, su derivativo, Lupo, mostraba que el apodo tenía variantes que daban en la tecla con la verdadera personalidad.
Otros apodos sólo quedaron relegados a las voces en sordina. Tordo, Cuervo, Cara con Mango, Flaco, ninguno quedó, sólo Lupín, un apodo que definía mucho más que un aspecto físico de su portador, se convirtió en identidad política, en las formas que adoptó el manejo de la cosa pública y sirvió para que el tradicional y conservador diario La Opinión Austral, en cada viraje hacia el oficialismo, pasara a denominarse, popularmente, Lupinión Austral.
Cuando Lupín incorporó a sus primeros discursos públicos de campaña para intendente de Río Gallegos, la advocación a los pioneros, todos recordaron al abuelo Carlos, quien sostuvo la posición de eliminar de raíz las luchas obreras, y quien sobre las osamentas de los peones, en las fosas comunes, se forjara una palabra que atravesará toda la historia de Santa Cruz: miedo.
Sin entender esta matriz de los santacruceños, y en particular de éste, es muy difícil comprender cómo se logró construir un feudo en pocos años.
Néstor niño
Las fotos de la etapa escolar lo muestran con todos los atributos físicos conocidos: alto, narigón, luciendo el corte de la época -a la americana-, y los también típicos pantalones cortos hasta las rodillas, acompañados por medias tres cuarto, gruesos marcos negros en los anteojos que intentaban corregir la posición de sus pupilas.
Sus maestros lo tienen presente como un niño inteligente pero apocado, vulnerable a las bromas, que prefirió refugiarse en la protección que le brindaban chicos más grandes, con los que compartió los picados en "la canchita", como llamaban a un baldío de la calle Pasteur.
"Cuando empezó el secundario, se integró a otros grupos, pero a los del barrio no nos olvidó", cuenta un amigo, al recordar a los integrantes del grupo de la infancia, refiere nombres que aparecerán siempre en las cercanías de Kirchner, como Oscar 'Cacho' Vázquez, proveniente de San Julián, o Juan Carlos Has.
Un viejo profesor cuenta que en el colegio secundario era líder de "un grupito quilombero, de discutir por pavadas o de caprichoso", y una docente refiere un enfrentamiento con Lupín cuando, junto a otros jóvenes, enfrentó una disposición interna que establecía el 7 como la nota que habilitaba para participar en los juegos intercolegiales.
Para el Diputado 25, seudónimo del profesor Emilio García Pacheco, un periodista conservador que se convirtió en seguidor y publicista de Kirchner, el Lupo no era un buen alumno.
En La Plata
La política se transformaba en un poderoso imán para quienes partían a estudiar; provenientes de familias de clase media acomodada, que emparentaban sus actividades con la de los estados nacional y provincial, y desde una pequeña capital de provincia que, con pocos años de experiencia como tal y siempre alterada por intervenciones y golpes de Estado.
El radicalismo, así como también el todavía proscripto peronismo, los sumaron a sus agrupaciones juveniles.
El Kirchner que llegó a La Plata, y a las habitaciones de El Castillo, se dejó crecer el pelo, alto, flaco y desgarbado, mantuvo su costumbre de ser poco afecto a cuidar su indumentaria, se convenció que el peronismo era el camino para la revolución en ciernes, y se integró a la Juventud Peronista, encuadrándose en la Federación Universitaria para la Revolución Nacional (FURN), en la agrupación de la Facultad de Derecho.
El Castillo era la denominación de una casa alquilada por un veterano estudiante, quien luego de algunos años de jolgoroio, se aplicó al estudio y concluyó, rápidamente, su carrera de abogado, Néstor Osvaldo Peña, alias Tussi.
Él proveyó a El Castillo de un televisor y esto atraía comprovincianos, quienes en muchos casos sólo la veían en las vidrieras de un comercio, durante las escasas horas de transmisión del Canal 9 local.
Peña ya era cabrero y gritón, y compensaba la baja estatura con el respeto que infundía la diferencia de edad. Si el Boca Juniors de sus amores perdía, la transmisión de fútbol obligatoriamente se cambiaba por el Mundo del Espectáculo u otra programación de cine.
Casi toda la generación de políticos radicales y peronistas actuales pasó por esa casa.
De El Castillo partían los santacruceños a jugar algún partido de fútbol y una anécdota apoyada en pruebas, relata que "enfrentando a un equipo de residentes peruanos, tan habituales en aquellos tiempos en las universidades, Lupín, luego de un encontronazo, se calentó y comenzó a insultar; los trató de 'negros de mierda', de 'muertos de hambre' y otras linduras, hasta que un morocho fibroso, le pidió que parara con las agresiones. Lupín lo invitó a pelear al costado del campo, y aceptado el convite, el Lupo le dio la espalda y empezó a caminar al lateral" (el ex estudiante platense se ríe e imita el tranco desgarbado de Kirchner).
"Cuando movió los brazos así (imita el braceo), el peruano lo agarró, lo levantó y lo tiró al suelo, dándole patadas en el culo; Lupín nos pidió ayuda, nosotros nos reíamos y yo aproveché para sacar esta foto, con una cámara que siempre llevaba... por supuesto que la foto la tengo duplicada y guardada".
Otro veterano estudiante platense, cuenta historias del Gobernador (hoy Presidente) y sigue sin comprender cómo aquel tipo, objeto de todas las bromas, llegó a ser lo que es.
Las bromas giraban sobre la nariz y los ojos, pero como Lupín siempre tuvo problemas para pronunciar las fricativas, se las arreglaban para mandarlo a comprar las pizzas, y que tuviera que sorporar las chanzas invariables del vendedor.
Es que el Lupo las eses y las zetas las convierte en jotas. "En lo que no cambió es en su manía por los dólares. A La Plata le llegaba el giro de la familia y el Lupo salía disparado a comprar dólares, y en esa época nadie se calentaba demasiado por las cotizaciones, pero él sí, cada tanto los contaba y calculaba las ganancias con el precio que aparecía en el diario".
Un sobreviviente, con el que circunstancialmente compartió un departamento, rememora un costado insólito de Lupín:
"Una noche, me despertaron los gritos roncos de una persona, cuando terminé de despertarme, me di cuenta que provenían de muy cerca, era el Flaco, que imitaba a Perón con una escoba de micrófono; le dije que se dejara de romper las pelotas, y el tipo nada, seguía con el discurso, prendí la luz y ahí estaba, escoba en mano, poniendo la otra mano como el Viejo y totalmente dormido, es que Lupín era sonámbulo y yo no lo sabía".
La militancia universitaria era compartida con otro riogalleguense, Rafael Flores, alias Rafa, hijo de un empleado bancario y popular arquero de fútbol, y de una señora Sureda que, como el abuelo de Kirchner, estaba entre los descendientes de los pioneros.
Uno de ellos, José Sureda, está entre los fundadores del peronismo provincial; otro Sureda, militar, fue abatido por la guerrilla; su tía Ángela fue asesora del primer gobernador de la dictadura, en 1976, intendente del Proceso y dirigente radical en la naciente democracia de los '80.
Rafa recuerda que Lupín se abrió de la FURN, por disidencias, y para cuando, en abril de 1973, se unen al Frente de Agrupaciones Eva Perón, de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), para conformar la JUP (Juventud Universitaria Peronista) platense, el Lupo ya no militaba, al menos en el frente universitario.
El tabicamiento de las estructuras conspira contra la tarea de encontrar referencias de continuidad en la militancia de Kirchner en las agrupaciones de superficie de Montoneros, salvo sus propias expresiones frente a un auditorio donde se encontraba Miguel Talento; allí habló de sí mismo como fundador de la JUP.
Al menos en La Plata, su ámbito de militancia, esto está descartado por un integrante de la Mesa de Agrupaciones, quien dio a conocer la unidad de la FURN con FAEV, en la nueva Juventud Universitaria Peronista: el propio Rafael Flores.
Tampoco alguno de los participantes de la trifulca a golpes de estas agrupaciones, el día de la liberación de los presos peronistas de la U9, recuerdan al flaco santacruceño.
Los riogalleguences que fueron a La Plata luego del '73, rememoran que Lupín se quedaba comiendo salchichas, cuando se sabía que en el comedor universitario habría algún acto.
Los militantes setentistas de Gallegos, no lo reconocen como un par.
A pesar de la escasa población de la ciudad, que atentaba contra el tabicamiento de estructuras, se dieron una organización férrea y lograron una mínima estructura militar, con condiciones de seguridad interna aceptables.
Al consultar a cuadros y militantes de base de la regional 7 de la JP, el nombre de Kirchner no es reconocido como integrante, sólo lo recuerdan ocasionando problemas.
El 8 de enero de 1974, la UB Abal Medina, que aglutinaba a los militantes de superficie de la M, en Gallegos, organizó una campaña del juguete, junto a la Juventud Radical, que tenía como atractivo una maratón radial en LU14 Radio Operativo Cóndor, como se denominó en aquellos años a la actual Radio Provincia del Estado.
Los juguetes se iban a repartir en los barrios periféricos, pero un grupo de mujeres y niños armó un gran lío bajo la conducción del joven Lupín, que gritaba "Montoneros, carajo", e impulsaba a tomar los juguetes antes del reparto.
"Se armó un terrible escándalo que nos arruinó todo el trabajo", recuerda, indignado, un militante de la JP. "Cada vez que aparecía por la ciudad, se metía en patoteadas de este estilo, se llegó a discutir si lo hacíamos boleta".
Al periodista Alfredo Leuco, hablando sobre el uso para fines políticos del avión sanitario de la provincia, le dijo:
"(...) y esa ley, Alfredo, le puedo asegurar que yo la sufrí, yo fui preso en el gobierno de Isabel, por la 20.840, cuando derrocaron a Jorge Cepernic en Santa Cruz, en el '74 (...)".
Ni las crónicas periodísticas, ni los trabajos de investigación de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, que tratan temas como la participación de la juventud en los años '70 y comentan la militancia juvenil peronista previa y posterior a la intervención al gobernador Jorge Cepernic, dan cuenta de la militancia o de la cárcel que se adjudica.
Siempre frente a periodistas que no conocen de sus defecciones, sostuvo que "Cuando Reutemann corría carreras, yo estaba preso".
Acerca de el Lole, hay pruebas de que corrió, con dispar suerte en la Fórmula Uno; pero de las cárceles de Kirchner, sólo las que crea su imaginación.
Los pasos posteriores a su defección de la FURN, se pierden y sólo la autoreferencia lo ubica militando en las agrupaciones revolucionarias del peronismo.
"Yo fui preso con Isabel en el ’74, cuando derrocaron a Jorge Cepernic, fui preso en el ’75, por la 20.840, fui preso en el ’76 y fui preso en el ’77, por contrario a una ley de tipologías abiertas...", sostuvo Néstor Kirchner por Radio del Plata, vía telefónica, tratando de justificar el uso del avión provincial para impedir la derogación de la Ley 20.840.
Rafa Flores sólo recuerda una prisión, la ordenada por el coronel Calloni, jefe de Área y primer responsable del gobierno de la dictadura en Santa Cruz.
El coronel Alberto Calloni tuvo una larga trayectoria en los tiempos del plomo, luego de su paso por Santa Cruz prestó servicios en el sospechado EAM 78, el organismo que administró la organización del mundial de fútbol en la Argentina, y en la intendencia de La Matanza, donde protagonizó un sonado escándalo con la compra de semáforos.
Casado con una santacruceña estanciera, que no desconocía la historia pionera de los Kirchner y los Sureda, se integró a la sociedad local.
De allí que la relación con los dos detenidos por su orden, fuera considerada “afectuosa” por Flores.
“El trato siempre fue de Doctor y el interrogatorio lo realizó el propio Calloni, sin esposas ni capuchas, nos preguntó por nuestra presencia en el acto del 25 de mayo de 1973 y si habíamos visto estandartes de Montoneros”.
Luego de confirmar su presencia en la plaza y la de los estandartes, Calloni les pidió disculpas por no detenerlos en el cuartel, aduciendo falta de espacio y que los debería alojar en la Unidad Penal Federal 15, de la ciudad.
Pocos días antes había nacido Maximiliano, el primer hijo de Néstor y Cristina.
Con ironía, Flores dice que fue tan cordial el trato, que le chocó la frialdad de los carceleros de la U15.
Tres días después, quedaron en libertad y para Rafa, esa prisión sólo es la referencia de donde estaba cuando leyó de un tirón, el Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento.
El buen trato que recibieron Néstor y Rafa sólo se puede referenciar en las relaciones familiares de los detenidos, ya que los militantes de la Regional 7 de la JP, quienes sufrieron persecuciones y cárcel en ese período, recuerdan a Calloni como el usual milico represor de la dictadura, quien con el tiempo llegaría a dirigir el Centro de Residentes Santacruceños en la Capital Federal, ya en democracia, en días de Arturo Puricelli.
Lupín tiene novia
Antes, en La Plata, él conoció a otra estudiante de Derecho, tres años menor, nacida el 19 de febrero de 1953, simpatizante de la JP, con la que formó pareja.
Cristina Elizabeth Fernández sostiene la teoría del flechazo entre la bonita morocha y el desgarbado sureño.
En un programa radial local, comentó que presentarlo a la familia no fue fácil y que allí comenzó a tratar de que Kirchner, como lo llama hasta en la intimidad, se vistiera mejor, “al menos que combinara los colores en sus prendas”.
A los seis meses, 9 de mayo de 1975, la pareja se casó y todo indica que se despojaron de las utopías revolucionarias. Los ingresos de la joven familia provenían de un puesto de “ñoqui” en el Ministerio de Bienestar Social.
Kirchner terminó su carrera y con Cristina embarazada, volvió a Gallegos; ella demoraría otros dos años en recibir su título.
Otro que retornaba al pago con su diploma en Abogacía era Rafa Flores.
Integrado a la vida social, el joven abogado abrió un estudio en calle 25 de Mayo 264; la etapa de aprendizaje real la cubrió con consultar en el cercano estudio de “Gogo” Pérez Gallart y se pulió al asociarse al Dr. Domingo Ortiz de Zárate, apodado Chacho, renombrado abogado que integró el Tribunal Superior de Justicia hasta la dictadura.
La actividad legal de Kirchner se especializó en la asesoría a comercios locales y como apoderado de empresas.
Automotores de Dios, La Opinión Austral, LU12, el comercio de electrodomésticos Bercon y la financiera Finsud, fueron algunos de los que contrataron sus servicios, a los que agregó la gestión de cobro y recupero.
El rescate de televisores, pianos, bicicletas, etc., le ganó el odio de muchas familias que, por siempre, tendrían presente su figura y la de sus laderos, llevándose un bien de su casa. Fue el caso de Henry Olaf Aaset, alias Pilin, quien de niño vio, con lágrimas en los ojos, cómo Lupín le secuestraba el televisor.
La inquina le quedó y ya de grande, abogado, desde el Frente Grande, trataba de “mafioso” a su colega, Gobernador, sabiendo todos el origen de su bronca.
Luego, algo ocurrió en la vida de Pilín, quizás le devolvieron el viejo y enorme aparato o sólo vió el filón frente a sus ojos, pero se convirtió en el actual abogado personal de Kirchner, en su representante ante el Consejo de la Magistratura y en defensor de cuanto funcionario fuera acusado, entre ellos de quienes golpearon salvajemente a los caceroleros el 26 de abril de 2002.
No sólo el niño Aaset sufriría al abogado Kirchner, los descalabros provocados por la Circular 1.050, de José Alfredo Martínez de Hoz, fueron aprovechados por Lupín para engrosar su patrimonio inmobiliario, aprovechando su posición en Finsud, lo que le permitía comprar las deudas hipotecarias o hacer las ofertas en los remates.
Esto fue así al extremo que su estudio se asemejaba más a una inmobiliaria, hacia finales de la dictadura, que al prestigioso estudio del que se ufanaría 20 años después, ante los medios nacionales que le preguntaban, asombrados, por la gran cantidad de viviendas que aparecieron en la declaración de bienes de su esposa, presentada ante el Senado.
Hacia 1980, alguien intentó vengarse por mano propia y un hombre, con pasado militante, lleno de bronca por las penurias de un amigo, arrojó una molotov en el frente del estudio; a pesar de su fallecimiento, los familiares prefieren mantener la reserva de su nombre.
Con el ascenso de su cuñado, “Bombón” Mercado a la conducción del SUPE (Sindicato Único de Petroleros del Estado), filial Austral, los ingresos se incrementaron por los clientes que arrimaba al estudio para alquilar viviendas.
El sector petrolero actuaba como regulador del mercado inmobiliario, por los altos precios que pagaban, y la garantía de pago de las empresas.
Desde su lugar, “Bombón” acercaba a los ejecutivos e ingenieros de YPF y de las contratistas.
Llegaron tiempos de bonanza también para Alicia Margarita, la hermana, quien venía sufriendo los desaguisados económicos y financieros de su esposo.
“Bombón” venía de fracasar y endeudarse en Caleta Olivia y en Río Turbio, la venta de autos y los créditos tomados para la fabricación de zeppelines de gas y la venta de repuestos no anduvieron como lo esperaban, la vida agitada del marido desbarrancaba todos los esfuerzos.
Gente de buen tomar y con años de Patagonia, recuerdan una de estas historias del inefable “Bombón”.
Alicia tenía una coqueta boutique con maniquíes en la vidriera. Volviendo de parranda, “Bombón” traía de la zona de las casas de tolerancia a las chicas y, junto a un amigo, decidieron hacerle una broma a los mineros que esperaban el colectivo que los llevaba a la mina.
Ingresaron al local, apagaron las luces y reemplazaron a los maniquíes por las chicas, desnudas, luego iluminaron la vidriera.
Los mineros se agolparon contra el vidrio, hasta que la llegada del móvil se los llevó a su labor.
A la nochecita el comentario del pueblo llegó a los oídos de Alicia, quien nunca más abrió el comercio.
Con Kirchner en el Gobierno, otro descalabro, esta vez del Supermercado Super-Supe, obligó a “Bombón” a irse del gremio y de la casa.
Con el país avanzando hacia la democracia, junto a Jorge Chávez, el Negro, se convirtieron en asesores legales de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado), viajando una vez por mes en el avión de Lade (Líneas Aéreas del Estado), hasta la cuenca donde daban información a los trabajadores, quienes los recuerdan apoyados en la escalera del viejo cine del Turbio.
Llegaban nuevos tiempos y la imagen del usurero debía cambiarse por otra. Pero Río Turbio, formaría parte de sus pesadillas en el futuro...
Daniel Osvaldo Gatti
Autor del libro El amo del Feudo
Su nombre se ajustaba a una larga tradición de hombres de la familia, quienes portaron alguno de los nombres del primer Kirchner que llegó a la Patagonia, a principios del siglo 20.
Su padre, empleado de Correos, donde llegó a tesorero, se llamaba Néstor, hermano de Carlos, Delia y Zulema, descendientes de Carlos Kirchner y Margarita Kaenel.
El primer Carlos se radicó como comerciante de Ramos Generales, y desde su comercio trabó relación con los sectores que detentaban el poder real en la provincia de Santa Cruz.
Su nombre está inscripto como aportante a las autoridades y cuerpos de seguridad, en tiempos en que los ganaderos optaron por armar policías y una Guardia Blanca, para terminar con los peones, como ya habían terminado con los nativos tehuelches.
La proclama de los huelguistas lo incluyeron en el listado de los comerciantes a boicotear, por su defensa incondicional de los postulados de la Sociedad Rural y la Liga Patriótica.
"Para contrarrestar, debidamente, los injustos ataques a las autoridades del territorio y de la Nación... ", el 11 de enero de 1922, se constituye la Unión Cívica Radical del Territorio, y Don Carlos Kirchner rubrica el acta que es la continuidad por otros medios de la defensa de los mismos intereses, los propios.
A la costumbre de recibir los nombres de sus antepasados no escapó su hermana, Alicia, quien lleva el agregado de Margarita, por la abuela Kaenel. Su tercer nombre es Antonia.
Estudió y se recibió de Asistente Social, y en los recesos entre funciones gubernamentales, y aprovechando a su cuñada en el Congreso, obtuvo el Doctorado.
La figura del abuelo Kirchner quedó en lo profundo de la memoria de chicos que hoy son hombres maduros y todavía se estremecen al recordar las mensuales humillaciones a la que eran sometidos sus padres.
La de un hombre alto, enfundado en un pesado abrigo gastado, quien invariablemente golpeaba con su bastón las puertas de sus viviendas para reclamar el pago del alquiler, usurero gozoso, sabía que faltaban algunos días para que cobraran y sólo por el placer de escuchar sus excusas, los visitaba el primer día de cada mes.
La misma impronta, la de su nieto, pero con traje de saco cruzado y anteojos de cristales verdes, llegaba a las de los clientes morosos para llevarle los bienes adquiridos.
Su perfil de nariz pronunciada, el remolino en la coronilla y los ojos saltones le valieron el apodo de Lupín, como el famoso personaje de historietas infantiles, su derivativo, Lupo, mostraba que el apodo tenía variantes que daban en la tecla con la verdadera personalidad.
Otros apodos sólo quedaron relegados a las voces en sordina. Tordo, Cuervo, Cara con Mango, Flaco, ninguno quedó, sólo Lupín, un apodo que definía mucho más que un aspecto físico de su portador, se convirtió en identidad política, en las formas que adoptó el manejo de la cosa pública y sirvió para que el tradicional y conservador diario La Opinión Austral, en cada viraje hacia el oficialismo, pasara a denominarse, popularmente, Lupinión Austral.
Cuando Lupín incorporó a sus primeros discursos públicos de campaña para intendente de Río Gallegos, la advocación a los pioneros, todos recordaron al abuelo Carlos, quien sostuvo la posición de eliminar de raíz las luchas obreras, y quien sobre las osamentas de los peones, en las fosas comunes, se forjara una palabra que atravesará toda la historia de Santa Cruz: miedo.
Sin entender esta matriz de los santacruceños, y en particular de éste, es muy difícil comprender cómo se logró construir un feudo en pocos años.
Néstor niño
Las fotos de la etapa escolar lo muestran con todos los atributos físicos conocidos: alto, narigón, luciendo el corte de la época -a la americana-, y los también típicos pantalones cortos hasta las rodillas, acompañados por medias tres cuarto, gruesos marcos negros en los anteojos que intentaban corregir la posición de sus pupilas.
Sus maestros lo tienen presente como un niño inteligente pero apocado, vulnerable a las bromas, que prefirió refugiarse en la protección que le brindaban chicos más grandes, con los que compartió los picados en "la canchita", como llamaban a un baldío de la calle Pasteur.
"Cuando empezó el secundario, se integró a otros grupos, pero a los del barrio no nos olvidó", cuenta un amigo, al recordar a los integrantes del grupo de la infancia, refiere nombres que aparecerán siempre en las cercanías de Kirchner, como Oscar 'Cacho' Vázquez, proveniente de San Julián, o Juan Carlos Has.
Un viejo profesor cuenta que en el colegio secundario era líder de "un grupito quilombero, de discutir por pavadas o de caprichoso", y una docente refiere un enfrentamiento con Lupín cuando, junto a otros jóvenes, enfrentó una disposición interna que establecía el 7 como la nota que habilitaba para participar en los juegos intercolegiales.
Para el Diputado 25, seudónimo del profesor Emilio García Pacheco, un periodista conservador que se convirtió en seguidor y publicista de Kirchner, el Lupo no era un buen alumno.
En La Plata
La política se transformaba en un poderoso imán para quienes partían a estudiar; provenientes de familias de clase media acomodada, que emparentaban sus actividades con la de los estados nacional y provincial, y desde una pequeña capital de provincia que, con pocos años de experiencia como tal y siempre alterada por intervenciones y golpes de Estado.
El radicalismo, así como también el todavía proscripto peronismo, los sumaron a sus agrupaciones juveniles.
El Kirchner que llegó a La Plata, y a las habitaciones de El Castillo, se dejó crecer el pelo, alto, flaco y desgarbado, mantuvo su costumbre de ser poco afecto a cuidar su indumentaria, se convenció que el peronismo era el camino para la revolución en ciernes, y se integró a la Juventud Peronista, encuadrándose en la Federación Universitaria para la Revolución Nacional (FURN), en la agrupación de la Facultad de Derecho.
El Castillo era la denominación de una casa alquilada por un veterano estudiante, quien luego de algunos años de jolgoroio, se aplicó al estudio y concluyó, rápidamente, su carrera de abogado, Néstor Osvaldo Peña, alias Tussi.
Él proveyó a El Castillo de un televisor y esto atraía comprovincianos, quienes en muchos casos sólo la veían en las vidrieras de un comercio, durante las escasas horas de transmisión del Canal 9 local.
Peña ya era cabrero y gritón, y compensaba la baja estatura con el respeto que infundía la diferencia de edad. Si el Boca Juniors de sus amores perdía, la transmisión de fútbol obligatoriamente se cambiaba por el Mundo del Espectáculo u otra programación de cine.
Casi toda la generación de políticos radicales y peronistas actuales pasó por esa casa.
De El Castillo partían los santacruceños a jugar algún partido de fútbol y una anécdota apoyada en pruebas, relata que "enfrentando a un equipo de residentes peruanos, tan habituales en aquellos tiempos en las universidades, Lupín, luego de un encontronazo, se calentó y comenzó a insultar; los trató de 'negros de mierda', de 'muertos de hambre' y otras linduras, hasta que un morocho fibroso, le pidió que parara con las agresiones. Lupín lo invitó a pelear al costado del campo, y aceptado el convite, el Lupo le dio la espalda y empezó a caminar al lateral" (el ex estudiante platense se ríe e imita el tranco desgarbado de Kirchner).
"Cuando movió los brazos así (imita el braceo), el peruano lo agarró, lo levantó y lo tiró al suelo, dándole patadas en el culo; Lupín nos pidió ayuda, nosotros nos reíamos y yo aproveché para sacar esta foto, con una cámara que siempre llevaba... por supuesto que la foto la tengo duplicada y guardada".
Otro veterano estudiante platense, cuenta historias del Gobernador (hoy Presidente) y sigue sin comprender cómo aquel tipo, objeto de todas las bromas, llegó a ser lo que es.
Las bromas giraban sobre la nariz y los ojos, pero como Lupín siempre tuvo problemas para pronunciar las fricativas, se las arreglaban para mandarlo a comprar las pizzas, y que tuviera que sorporar las chanzas invariables del vendedor.
Es que el Lupo las eses y las zetas las convierte en jotas. "En lo que no cambió es en su manía por los dólares. A La Plata le llegaba el giro de la familia y el Lupo salía disparado a comprar dólares, y en esa época nadie se calentaba demasiado por las cotizaciones, pero él sí, cada tanto los contaba y calculaba las ganancias con el precio que aparecía en el diario".
Un sobreviviente, con el que circunstancialmente compartió un departamento, rememora un costado insólito de Lupín:
"Una noche, me despertaron los gritos roncos de una persona, cuando terminé de despertarme, me di cuenta que provenían de muy cerca, era el Flaco, que imitaba a Perón con una escoba de micrófono; le dije que se dejara de romper las pelotas, y el tipo nada, seguía con el discurso, prendí la luz y ahí estaba, escoba en mano, poniendo la otra mano como el Viejo y totalmente dormido, es que Lupín era sonámbulo y yo no lo sabía".
La militancia universitaria era compartida con otro riogalleguense, Rafael Flores, alias Rafa, hijo de un empleado bancario y popular arquero de fútbol, y de una señora Sureda que, como el abuelo de Kirchner, estaba entre los descendientes de los pioneros.
Uno de ellos, José Sureda, está entre los fundadores del peronismo provincial; otro Sureda, militar, fue abatido por la guerrilla; su tía Ángela fue asesora del primer gobernador de la dictadura, en 1976, intendente del Proceso y dirigente radical en la naciente democracia de los '80.
Rafa recuerda que Lupín se abrió de la FURN, por disidencias, y para cuando, en abril de 1973, se unen al Frente de Agrupaciones Eva Perón, de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), para conformar la JUP (Juventud Universitaria Peronista) platense, el Lupo ya no militaba, al menos en el frente universitario.
El tabicamiento de las estructuras conspira contra la tarea de encontrar referencias de continuidad en la militancia de Kirchner en las agrupaciones de superficie de Montoneros, salvo sus propias expresiones frente a un auditorio donde se encontraba Miguel Talento; allí habló de sí mismo como fundador de la JUP.
Al menos en La Plata, su ámbito de militancia, esto está descartado por un integrante de la Mesa de Agrupaciones, quien dio a conocer la unidad de la FURN con FAEV, en la nueva Juventud Universitaria Peronista: el propio Rafael Flores.
Tampoco alguno de los participantes de la trifulca a golpes de estas agrupaciones, el día de la liberación de los presos peronistas de la U9, recuerdan al flaco santacruceño.
Los riogalleguences que fueron a La Plata luego del '73, rememoran que Lupín se quedaba comiendo salchichas, cuando se sabía que en el comedor universitario habría algún acto.
Los militantes setentistas de Gallegos, no lo reconocen como un par.
A pesar de la escasa población de la ciudad, que atentaba contra el tabicamiento de estructuras, se dieron una organización férrea y lograron una mínima estructura militar, con condiciones de seguridad interna aceptables.
Al consultar a cuadros y militantes de base de la regional 7 de la JP, el nombre de Kirchner no es reconocido como integrante, sólo lo recuerdan ocasionando problemas.
El 8 de enero de 1974, la UB Abal Medina, que aglutinaba a los militantes de superficie de la M, en Gallegos, organizó una campaña del juguete, junto a la Juventud Radical, que tenía como atractivo una maratón radial en LU14 Radio Operativo Cóndor, como se denominó en aquellos años a la actual Radio Provincia del Estado.
Los juguetes se iban a repartir en los barrios periféricos, pero un grupo de mujeres y niños armó un gran lío bajo la conducción del joven Lupín, que gritaba "Montoneros, carajo", e impulsaba a tomar los juguetes antes del reparto.
"Se armó un terrible escándalo que nos arruinó todo el trabajo", recuerda, indignado, un militante de la JP. "Cada vez que aparecía por la ciudad, se metía en patoteadas de este estilo, se llegó a discutir si lo hacíamos boleta".
Al periodista Alfredo Leuco, hablando sobre el uso para fines políticos del avión sanitario de la provincia, le dijo:
"(...) y esa ley, Alfredo, le puedo asegurar que yo la sufrí, yo fui preso en el gobierno de Isabel, por la 20.840, cuando derrocaron a Jorge Cepernic en Santa Cruz, en el '74 (...)".
Ni las crónicas periodísticas, ni los trabajos de investigación de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, que tratan temas como la participación de la juventud en los años '70 y comentan la militancia juvenil peronista previa y posterior a la intervención al gobernador Jorge Cepernic, dan cuenta de la militancia o de la cárcel que se adjudica.
Siempre frente a periodistas que no conocen de sus defecciones, sostuvo que "Cuando Reutemann corría carreras, yo estaba preso".
Acerca de el Lole, hay pruebas de que corrió, con dispar suerte en la Fórmula Uno; pero de las cárceles de Kirchner, sólo las que crea su imaginación.
Los pasos posteriores a su defección de la FURN, se pierden y sólo la autoreferencia lo ubica militando en las agrupaciones revolucionarias del peronismo.
"Yo fui preso con Isabel en el ’74, cuando derrocaron a Jorge Cepernic, fui preso en el ’75, por la 20.840, fui preso en el ’76 y fui preso en el ’77, por contrario a una ley de tipologías abiertas...", sostuvo Néstor Kirchner por Radio del Plata, vía telefónica, tratando de justificar el uso del avión provincial para impedir la derogación de la Ley 20.840.
Rafa Flores sólo recuerda una prisión, la ordenada por el coronel Calloni, jefe de Área y primer responsable del gobierno de la dictadura en Santa Cruz.
El coronel Alberto Calloni tuvo una larga trayectoria en los tiempos del plomo, luego de su paso por Santa Cruz prestó servicios en el sospechado EAM 78, el organismo que administró la organización del mundial de fútbol en la Argentina, y en la intendencia de La Matanza, donde protagonizó un sonado escándalo con la compra de semáforos.
Casado con una santacruceña estanciera, que no desconocía la historia pionera de los Kirchner y los Sureda, se integró a la sociedad local.
De allí que la relación con los dos detenidos por su orden, fuera considerada “afectuosa” por Flores.
“El trato siempre fue de Doctor y el interrogatorio lo realizó el propio Calloni, sin esposas ni capuchas, nos preguntó por nuestra presencia en el acto del 25 de mayo de 1973 y si habíamos visto estandartes de Montoneros”.
Luego de confirmar su presencia en la plaza y la de los estandartes, Calloni les pidió disculpas por no detenerlos en el cuartel, aduciendo falta de espacio y que los debería alojar en la Unidad Penal Federal 15, de la ciudad.
Pocos días antes había nacido Maximiliano, el primer hijo de Néstor y Cristina.
Con ironía, Flores dice que fue tan cordial el trato, que le chocó la frialdad de los carceleros de la U15.
Tres días después, quedaron en libertad y para Rafa, esa prisión sólo es la referencia de donde estaba cuando leyó de un tirón, el Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento.
El buen trato que recibieron Néstor y Rafa sólo se puede referenciar en las relaciones familiares de los detenidos, ya que los militantes de la Regional 7 de la JP, quienes sufrieron persecuciones y cárcel en ese período, recuerdan a Calloni como el usual milico represor de la dictadura, quien con el tiempo llegaría a dirigir el Centro de Residentes Santacruceños en la Capital Federal, ya en democracia, en días de Arturo Puricelli.
Lupín tiene novia
Antes, en La Plata, él conoció a otra estudiante de Derecho, tres años menor, nacida el 19 de febrero de 1953, simpatizante de la JP, con la que formó pareja.
Cristina Elizabeth Fernández sostiene la teoría del flechazo entre la bonita morocha y el desgarbado sureño.
En un programa radial local, comentó que presentarlo a la familia no fue fácil y que allí comenzó a tratar de que Kirchner, como lo llama hasta en la intimidad, se vistiera mejor, “al menos que combinara los colores en sus prendas”.
A los seis meses, 9 de mayo de 1975, la pareja se casó y todo indica que se despojaron de las utopías revolucionarias. Los ingresos de la joven familia provenían de un puesto de “ñoqui” en el Ministerio de Bienestar Social.
Kirchner terminó su carrera y con Cristina embarazada, volvió a Gallegos; ella demoraría otros dos años en recibir su título.
Otro que retornaba al pago con su diploma en Abogacía era Rafa Flores.
Integrado a la vida social, el joven abogado abrió un estudio en calle 25 de Mayo 264; la etapa de aprendizaje real la cubrió con consultar en el cercano estudio de “Gogo” Pérez Gallart y se pulió al asociarse al Dr. Domingo Ortiz de Zárate, apodado Chacho, renombrado abogado que integró el Tribunal Superior de Justicia hasta la dictadura.
La actividad legal de Kirchner se especializó en la asesoría a comercios locales y como apoderado de empresas.
Automotores de Dios, La Opinión Austral, LU12, el comercio de electrodomésticos Bercon y la financiera Finsud, fueron algunos de los que contrataron sus servicios, a los que agregó la gestión de cobro y recupero.
El rescate de televisores, pianos, bicicletas, etc., le ganó el odio de muchas familias que, por siempre, tendrían presente su figura y la de sus laderos, llevándose un bien de su casa. Fue el caso de Henry Olaf Aaset, alias Pilin, quien de niño vio, con lágrimas en los ojos, cómo Lupín le secuestraba el televisor.
La inquina le quedó y ya de grande, abogado, desde el Frente Grande, trataba de “mafioso” a su colega, Gobernador, sabiendo todos el origen de su bronca.
Luego, algo ocurrió en la vida de Pilín, quizás le devolvieron el viejo y enorme aparato o sólo vió el filón frente a sus ojos, pero se convirtió en el actual abogado personal de Kirchner, en su representante ante el Consejo de la Magistratura y en defensor de cuanto funcionario fuera acusado, entre ellos de quienes golpearon salvajemente a los caceroleros el 26 de abril de 2002.
No sólo el niño Aaset sufriría al abogado Kirchner, los descalabros provocados por la Circular 1.050, de José Alfredo Martínez de Hoz, fueron aprovechados por Lupín para engrosar su patrimonio inmobiliario, aprovechando su posición en Finsud, lo que le permitía comprar las deudas hipotecarias o hacer las ofertas en los remates.
Esto fue así al extremo que su estudio se asemejaba más a una inmobiliaria, hacia finales de la dictadura, que al prestigioso estudio del que se ufanaría 20 años después, ante los medios nacionales que le preguntaban, asombrados, por la gran cantidad de viviendas que aparecieron en la declaración de bienes de su esposa, presentada ante el Senado.
Hacia 1980, alguien intentó vengarse por mano propia y un hombre, con pasado militante, lleno de bronca por las penurias de un amigo, arrojó una molotov en el frente del estudio; a pesar de su fallecimiento, los familiares prefieren mantener la reserva de su nombre.
Con el ascenso de su cuñado, “Bombón” Mercado a la conducción del SUPE (Sindicato Único de Petroleros del Estado), filial Austral, los ingresos se incrementaron por los clientes que arrimaba al estudio para alquilar viviendas.
El sector petrolero actuaba como regulador del mercado inmobiliario, por los altos precios que pagaban, y la garantía de pago de las empresas.
Desde su lugar, “Bombón” acercaba a los ejecutivos e ingenieros de YPF y de las contratistas.
Llegaron tiempos de bonanza también para Alicia Margarita, la hermana, quien venía sufriendo los desaguisados económicos y financieros de su esposo.
“Bombón” venía de fracasar y endeudarse en Caleta Olivia y en Río Turbio, la venta de autos y los créditos tomados para la fabricación de zeppelines de gas y la venta de repuestos no anduvieron como lo esperaban, la vida agitada del marido desbarrancaba todos los esfuerzos.
Gente de buen tomar y con años de Patagonia, recuerdan una de estas historias del inefable “Bombón”.
Alicia tenía una coqueta boutique con maniquíes en la vidriera. Volviendo de parranda, “Bombón” traía de la zona de las casas de tolerancia a las chicas y, junto a un amigo, decidieron hacerle una broma a los mineros que esperaban el colectivo que los llevaba a la mina.
Ingresaron al local, apagaron las luces y reemplazaron a los maniquíes por las chicas, desnudas, luego iluminaron la vidriera.
Los mineros se agolparon contra el vidrio, hasta que la llegada del móvil se los llevó a su labor.
A la nochecita el comentario del pueblo llegó a los oídos de Alicia, quien nunca más abrió el comercio.
Con Kirchner en el Gobierno, otro descalabro, esta vez del Supermercado Super-Supe, obligó a “Bombón” a irse del gremio y de la casa.
Con el país avanzando hacia la democracia, junto a Jorge Chávez, el Negro, se convirtieron en asesores legales de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado), viajando una vez por mes en el avión de Lade (Líneas Aéreas del Estado), hasta la cuenca donde daban información a los trabajadores, quienes los recuerdan apoyados en la escalera del viejo cine del Turbio.
Llegaban nuevos tiempos y la imagen del usurero debía cambiarse por otra. Pero Río Turbio, formaría parte de sus pesadillas en el futuro...
Daniel Osvaldo Gatti
Autor del libro El amo del Feudo